Todo comenzó en el momento que decidí que mi destino sería Vancouver, lo primero que hice fue buscar las carreras que podría encontrar y gran sorpresa me lleve al ver que había un 70.3 muy cerca a mi partida. Como todo previaje, las cosas son solo color de rosa, sonrisas y planes, la belleza de lo inesperado. Dos semanas previas al viaje la rigurosidad del entrenamiento bajo, tenía varios compromisos y temas por dejar listos antes de viajar. ¡Llego el día!... viajé… sin contar que debía conocer y encontrar como entrenar en mi nuevo hogar, la verdad no contaba con muchas cosas, entre ellas el clima, el cual al salir a entrenar en la bicicleta me estaba matando, no bastaban los guantes, llegaba a la casa con dolor en los dedos del frío (sentía que se me quemaban) y lo mismo me ocurría en los pies, al final, antes de que llegara la primavera, estaba usando guantes de látex debajo de los guantes de la bicicleta y me ponía papel raynolds sobre las medias y debajo de los zapatos, por otro lado la natación no fue sencilla, no conocía y debía encontrar la piscina apropiada. Volviendo a la bicicleta… aun no encuentro el lugar ideal para entrenamientos largos, hay demasiados semáforos y lograr hacer entrenamientos de largo se me ha complicado desde que llegue, así que el buen fondo que tenía lo he venido perdiendo.
Empezaron a ocurrir otros temas que me tenían con la cabeza fuera de del 70.3, completamente enfocado con preocupación en aquello que debía solucionar, la motivación por el entrenamiento cada día se tornaba mas difícil, ya la disciplina no lograba hacer su trabajo, en algunas ocasiones lograba obligarme a hacer la tarea, en esos días la idea de no ir a competir cada vez era mas grande, que razón tendría para hacerlo, no me sentía preparado, no me sentía con el entrenamiento necesario para hacer lo que esperaba (eso siguiendo los parámetros de un pajazo mental de que si o si debía ir para cumplirme el tiempo que me había prometido). Fuera del entrenamiento, el pensar en ir solo a una carrera me empezó a carcomer el alma, hay algo que es muy lindo de T&T y es la buena energía que tiene, que incluso a la distancia se siente, el ver las fotos y la buena energía cuando fueron a Cartagena solo me hacía desear estar allá junto a todos, ya fuera haciendo barra o incluso compartiendo las mismas brazadas a su lado. Pero volviendo al tema… estaba decidido a no ir. Luego de que logre resolver algunas de las cosas que me agobiaba lo volví a pensar, claro… no fue algo que surgiera solo, algunas conversaciones, algunos consejos y las simples ganas de querer conocer otras cosas me empujaron a seguir con lo que había planeado inicialmente, sin embargo, seguía diciendo y pensando que haría el oso.
Bueno, y ahora sí, se llegó el día, empezamos todo un viaje, creo en definitiva que algo mágico es cuando emprendes un viaje largo a cualquier carrera, es volver ir a un nuevo descubrimiento, y si es un lugar que ya conocías es un redescubrimiento, no sé si seré el único, pero esa sensación me encanta. Fue un viaje que me tomo todo el día, hice todo lo que no debía hacer, me chupe todo el sol habido y por haber, camine como si no hubiera mañana, incluso llegue con dolor en los pies, eso de estar en un país completamente ajeno, de no conocer donde se pueden comprar las cosas y no sentirte preparado ni con la comida, no ayuda en lo absoluto. Pero bueno, igual todo se logró, la comida, los geles, la hidratación (no fue una tarea fácil, fue un trabajo de semanas y sorpresas todo el tiempo, como niño aprendiendo todo nuevo). Es el día de la carrera, pensando que sería un sitio donde haría calor no lleve chaqueta, ni saco ni nada para abrigarme, así que salí a las 4:00 am solo con el trisuit y chanclas titiritando de frío. Llegue al parque de bicicletas, arregle las cosas, Diana Acuña me dijo “ponte de una vez el wetsuit, no vayas a perder tantas calorías” (Gracias Diana), efectivamente le hice caso, luego de dejar las cosas listas, me dirigí al lago, ¡¡¡¡se veía helado!!!!... pero nada que hacer, debía probar el agua, cuando di mis primeros pasos en el agua, muy asombrado quede de sentirla cálida y tranquila, así que solo me arroje con todas las ganas y estaba deliciosa. Di una vueltica peque como para sentir el agua, salí e hice la fila para poder arrancar. ¡¡¡Empezó esta vuelta!!!... es la primera vez que digo que eh disfrutado una nadada, el agua estaba tranqui y cálida (nuevamente) y solo me permitía fluir, luego de eso salí super tranqui a lo que me empezaría a matar la cabeza, mi amada bicicleta (sigo pensando que es un amor tormentoso, yo la amo, pero siempre me pone a sufrir), empezamos bien, me sentía fluido, pero luego del km 60 las cosas ya no fluían igual, me moría de hambre (mi plan de alimentación no sirvió acá, no conseguí los geles que me gustan, y los gu son muy peques) y ya no tenía piernas, solo pensaba “¿y ahora con que voy a correr?, de seguro tendré que caminar, lo más seguro es que no comparta mis tiempos, que pena!”. Cuando termine la bici estaba tan desmoralizado, que casi me paso la línea de corte por estar pensando en bobadas. Me tome el tiempo del mundo en la transición, ya no le daba importancia a nada, aunque… en ese momento solo le di importancia a entrar al baño, tenía una orinada que me tomo una enternidad!. Empecé a correr, solo pensaba “vámonos tranquis, son 21km y no podemos andar como una loca corriendo a 4 y solo tener piernas para el primer km y tengo que comer o moriré acá!”, en efecto pare en todos los puntos de avituallamiento, comí como si no hubiera comido durante una semana, luego del primer punto donde comí y sentirme mucho mas tranqui solo me deje llevar, y de pronto solo sentía que las piernas me llevaban, me sentía reviviendo después de una mala pasada, además esa pista es hermosa, un viaje dentro de un bosque debajo de los arboles que en algunas ocasiones me dejaba sentir el sol y en otras me regalaba la vista del lago mientras el sol formaba figuras en él… uff brutal, y mientras venía con toda esa poesía pensaba “¿ahora si quienes fueron los perros que me pasaron en bici?”, y yo… no hacía nada, las piernas se movían por mí, y de pronto se me ocurrió ver le reloj y veía un pace de 5, otras veces de 4:40 y me sentía tan bien, estaba fuera de toda presión de algún objetivo, solo estaba disfrutando ese momento, mientras me idealizaba pensando que todo aquello que tenía como creencia previa a la carrera era un engaño que me cegaba de lo que realmente era capaz, y así… faltando entre 1km y 500m aprete y me sentí mas feliz que nunca. No hice el tiempo que me había prometido el día que pague el registro, pero hice el tiempo que disfrute hacer, sin ninguna presión, por primera vez sentí que me lo merecía, que todo el trabajo que había hecho estaba ahí, me sentí fuerte, ¡me sentí ORGULLOSO de mí!... ahora que lo escribo es raro, realmente nunca me había parado a decirme “!ufff parce ud es un putas!”. Y acá empieza otro cuento, luego de eso, y de estar en situaciones que no son amigables estando lejos y siendo ajeno a otra realidad, muchas veces sientes la necesidad de flaquear, y esta carrera solo me permitió darme cuenta de lo poderosos que podemos ser, y de lo lejos que nos puede llegar la cabeza, fue un boost brutal para enfrentar situaciones que con las que vengo viviendo algún tiempo. Así que lo único que puedo decir es… ¡Valió la pena!... y nuevamente, gracias gracias gracias, la compañía, el animo y el estar pendientes son un boost impresionante. ¡Los quiero mucho!
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