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Writer's pictureLaura Toro

Cada quien habla de cómo le fue en la feria...

La verdad desde la noche anterior tenía más felicidad que cualquier otra emoción de esas de las que uno nunca habla pero sabe que existen. Nunca sentí ansiedad ni "miedo" por el hecho de no saber a qué me enfrentaba. Muchos fueron los comentarios de "esta es la carrera de Trail más dura, toca entrenar mucho, no pasa nada si no haces buenos tiempos, puedes caminarla si quieres...mejor piensa que vas en una caminata ecológica como la del Parque del Café"...pero en el fondo, yo solo pensaba en que sería mi propia experiencia, los entrenamientos, con todo y que disfruté cada uno de ellos, no iba a mandar todo ese "rico dolor" a la B...ahí sí como quien dice "cada quien habla de como le va en la feria". Luego de sentir que me despertaba por quinta vez en el día (que viaje tan largo y con perdida que casi llegamos a Girardot), arrancamos por fin a las 9:50am. Empecé a correr y sentía que todos me pasaban y que era la última del grupo y del equipo; el chaleco que tenía puesto me quedaba muy grande, saltaba más de lo que imaginaba con cada paso que daba y sentía que se me movían como una bailarina de burdel barato o C.J. Parker de Baywatch 🤣; cada vez que tomaba de los termos colgados sobre cada una, me sentía en un video de youporn...en fin, buscando excusas y culpas por todos lados por la angustia que sentía en que no iba a poder lograrlo así, pero como les decía en el carro de regreso, ese precisamente es el momento que busco en estas carreras en donde la cabeza lo es todo, es ese "yo mirándome desde afuera" diciéndome "mira nada más tus pensamientos tan ilógicos", y en realidad no son otra cosa sino eso...pensamientos, que no me definen pero que intoxican. Intenté no pararle más bolas al chaleco y cogiéndolo de una esquina con mi mano derecha, me di cuenta que funcionaba, al menos en el plano y en las bajadas. En las subidas, agradecía tenerlo puesto porque la hidratación fue clave en ese momento. Cuando empecé a meterme más en la carrera, me acordaba de los consejos en los entrenamientos: en las subidas no mirar al frente, sino al piso; cogerme de las ramas y esquivar a la gente por donde se pudiera...no seguir los pasos del de adelante porque por lo general, va siguiendo los pasos del que va a delante y así hasta el que va de "primero" en la fila que literal, va pensando en que está en una caminata ecológica o una vuelta en el Virrey. Con el paso del tiempo, me sentía segura y como un "animal de selva" cuando bajaba, subía pisando fuerte las piedras estables y con decisión. Sabía que hacerlo decididamente me iba a evitar troncharme el pie o caerme. Con todo esto, me sentía más confiada de mi propio ritmo y proceso, me sentía que iba avanzando, seguía pasando gente...a lo lejos empecé a ver esas camisetas rosadas (que fresquito me daba)...luego vi a Musis y me emocionó verla y saludarla...después ver a Eli y a Dianis quienes me dijeron "que estaba fuerte, pero y cómo no si no capa entrenamiento! ve más rápido para que nos gastes" me dijeron con emoción. Seguía avanzando y vi a Tati, que me dio aún más felicidad porque con todo lo que hemos podido entrenar juntas, siento que tenemos un ritmo parecido; me sentía tranquila de que mis entrenamientos los estaba haciendo a conciencia, pero sobre todo, disfrutándolos porque nunca me arrepentí de haber hecho uno. Luego de que recargamos agua (y vi que Tati no comió nada, quise tampoco no comer para "no demostrar debilidad", como "si Tati todavía no come, es porque aún hay fuerzas"). Seguí adelante y vi a Lili...nos fuimos juntas un buen tiempo hasta que el camino se hizo más angosto y ya era un tema de poder escabullirse entre los descuidos de la gente que dejaba un lugar chiquito para meterse y avanzar. Vi el letrero del último kilómetro y me angustié porque tenía en mi cabeza que me faltaba un kilómetro hace 3!!! Hasta que una maravillosa voz dijo "no le hagan caso al letrero que falta mucho menos" ahí en medio de nada, empecé a ver las escaleras. Era mi único referente de la carrera porque lo había visto en un video que Felipe le hizo a Nancy...reconocí esas escaleras y en lo menos que canta un gallo, empecé a oír a la gente. Sentí que ya estaba cerca pero lejos jajaa dije "pucha, estoy sola y con ganas de llegar a la meta para ver la medalla" me sentía todavía fuerte y quería correr muy rápido y apareció nuevamente el chaleco talla XL, lo cogí nuevamente con la mano y dije "ah, voy a salir en la foto cogiendo el chaleco" porque escuché a Dianita dándome barra y tomando videos y fotos. Pero al final, sonreí y dije "es lo que es, y acá estoy, sin lesiones, sin dolor, con una sonrisa en la cara y con la satisfacción de haberlo hecho como mejor pude". ¡Gracias por el empujón!



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