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Andrea Sandoval

Cola de León


Cuando logré cambiar los nervios y la angustia que me producían las palabras Campeonato Mundial, pude ver la oportunidad tan grande que tenía de vivir una experiencia increíble. No fue sino llegar a Molveno para entender que estaba en un paraíso, donde iba a tener a los mejores del mundo en el triatlón de montaña cerca para verlos y aprender de ellos.

 

Después de dos aviones y dos trenes, Pasha me recogió en Trento y todo el camino se fue hablándome de las imponentes montañas que yo a penas podía ver en siluetas porque ya era de noche. Cuando le pregunté sobre el recorrido de bici, del cual el acababa de hacer el reconocimiento, me dijo: “Andre es mejor que vayas y te hagas tu misma la idea, no tengo mucho que decir”…. Ahí me volví a preocupar. Al día siguiente fui a recoger la bicicleta que había alquilado y oh sorpresa iba a hacer un campeonato mundial en una bici propia de la ciclovía, tenía hasta “pata” para apoyarla en el piso, en cambio de porta caramañolas tenía un soporte con un candado para amarrarla, tenía stickers con el nombre del almacén de alquiler por todos lados (creo que hubiera podido cobrar por hacerles patrocinio), y tenía hasta los tragaluces en las ruedas. No hubo tiempo de pensar mucho porque 10min después de recogerla íbamos a ir con 4 colombianos a hacer el reconocimiento. El resumen del recorrido: barro, raíces, piedras, rodaderos, más barro, más raíces, más piedras y más rodaderos, ahhhhh y escaleras!!!

Nunca en mi vida había bajado escaleras montada en una bici, nunca había tenido unas bajadas como esas, nunca había estado en ese parque de diversiones del que tanto habla Talu, nunca había hecho un recorrido taaaaaaan técnico. Y ahí estaba a punto de hacer todo eso por primera vez.

 

Nos despertamos con la noticia de que reducían la distancia de natación por el frio, y eso significaba que iba a tener a más gente cerca en la bici porque ya no iba a haber tanta diferencia en los tiempos de la natación. El hecho de que fueran dos vueltas me preocupaba porque siempre iba a estar rodeada de gente, lo que dificultaba aún más el recorrido porque gran parte era single track.

 

Después de abrazar a mis papás y a mis tíos nos metimos en el corral y comenzó la aventura.  En la natación me sentí bien, ver esas montañas cada vez que sacaba la cabeza para respirar me mantuvo concentrada en otra cosa y olvidé el frio. Creo que fue la transición más larga que he hecho, por el frio no me reaccionaban las manos y había dejado el casco abrochado (eso nunca había sido un problema pero en esta carrera aprendí que es mejor dejarlo desabrochado). Cosas tan sencillas como desabrocharlo, luego abrocharlo, ponerme medias, zapatillas y guantes se volvieron complicadas. A menos de 500m de la salida en bici encontrábamos unas rampas que no sabia como se debían pasar, pero oh sorpresa, las logre pasar montada y sin caerme. Iba paso a paso y haber logrado eso era el primer triunfo. Fuerte en las subidas iba dejando atrás gente, pero comenzó la parte técnica y ahí tocó aplicar la de bajarse y correr con la bici.

 

Que paisajes, que ruta más linda, me lo repetía y agradecía por estar ahí. Completé la primera vuelta y pasar por donde estaban mis papás me dio fuerzas para la segunda. La segunda fue una vuelta mucho más tranquila porque había menos gente a mi alrededor y pude disfrutar de las bajadas. Pero mi bici de ciclovía me recordó que no estaba hecha para eso, tuve que bajarme a poner la cadena 4 veces, en unas subidas que antes había podido subir montada tuve que caminar porque nunca volvió a entrar el cambio más suave y las piernas simplemente no me daban. Y luego cuando llegue a la parte medio plana pude ver que el plato grande tampoco me funcionaba así que era difícil avanzar. Pero yo sabia que para mi esto no era una competencia, así lo había decidido, para mi iba a ser vivir la experiencia, y creo que por eso nunca me desesperé, simplemente iba con lo que podía.

 

Comenzaba el atletismo. Venia la parte que más me emocionaba y la que sin duda más disfrute. Pero además en la que tuve tiempo de pensar en todo lo que estaba pasando. Todos los competidores teníamos en el gemelo un tatuaje con la edad de la categoría y gracias a eso comprobé que estaba corriendo con las personas de más edad. En las piernas de las mujeres veía 55 y en las de los hombres veía 65. Podía haberme sentido frustrada por no estar con mi categoría, y creo que en algún momento lo pensé, pero el pensamiento que me acompañó fue de total admiración por ellos, y me sentí feliz de poder estar ahí viviendo una carrera siendo “cola de león”, aprendiendo de la fuerza y precisión de los que van adelante y veía pasar como voladores, y aprendiendo de la valentía y el coraje de los que van al final. Cuando llegue ya había poca gente animando, pero me esperaban sobre la “playa” Talu, Pasha, Luisfer y sus familias. No pude contener mi emoción y tuve que parar a abrazar a Talu y llorar de felicidad por lo que había logrado. Las palabras de ella: “Mijita estoy orgullosa de ti” me confirmaron que lo que había hecho no era cualquier cosa, había vencido muchos miedos y había terminado una carrera que pensé iba a ser interminable. 

Seguí y cuando iba subiendo la última rampa antes de la meta vi que detrás mio venia un tipo con una sola pierna y una prótesis en la otra, y ahí las emociones me invadieron. Estaba en un paraíso, con los mejores del mundo, pero no los más rápidos sino esos que a pesar de las dificultades físicas, a pesar de la edad, a pesar de lo difícil del recorrido, estaban ahí para enseñarme que nada es imposible y que ganar o estar en podio no es lo más importante. Lo más importante para mi es poder vivir esta pasión, como eso, como una pasión, sin presiones ni tiempos. Los triunfos van llegando y muchas veces esos triunfos vienen con trofeo o clasificaciones,  pero muchas otras vienen como momentos inolvidables. Valorar y agradecer fueron dos sentimientos que me acompañaron durante esas 5h y con eso me quedo para toda la vida. 


El momento al pasar la meta, abrazar a mi papá, llorar y verlo llorar conmigo de felicidad, y luego repetir con mi mamá, fue la mejor medalla de este Campeonato Mundial.

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