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Álvaro Molina

Nadar en el Golfo Pérsico [Parte 1]

Bueno, estaba debiendo varios escritos y, aprovechando un poco de tiempo de fin de año, me animé a escribirles. Ojalá sea de interés y les dé un poco de alegría, y los motive a continuar viviendo la vida y no esperar a que pasen las cosas, sino a hacer que pasen.


Para poder narrar este viaje a Medio Oriente, debemos retomar primero el viaje a Curazao, al Oceanman en octubre, el cual era el viaje de vacaciones y única participación deportiva planeada este año. Lejos estábamos de imaginar que iríamos a viajar a los Emiratos.


Llegamos a Curazao con Maty a poner en práctica el poco o mucho inglés que tenemos, donde vimos la pluriculturalidad de este hermoso país, su gente, su cultura, su comida y su amabilidad. Conocimos los sitios y las playas, nadamos con las tortugas en esos acuarios naturales… ¡qué maravilla! Poder correr y conocer nuevos lugares… ¡guau! Recomendado para pasear, eso sí, un poco costoso, pero vale la pena. Encontrarnos con amigos del equipo fue fabuloso.


Entrando en materia, después de pasear y conocer, hablemos de la carrera, donde vimos y conocimos a una gran deportista olímpica. ¡Mucho lujo y motivación! A la vez, alegría de saber que se participaría nuevamente en un evento internacional. Durante la entrega de los kits, nos enteramos de que la final del mundial sería en Dubái, y ahí me picó la curiosidad de pensar: ¿por qué no? ¿Qué tal que sí? Solo hay que quedar entre los 10 primeros. La verdad, lo veía muy difícil para mí y un poco más fácil para Maty, así que me arriesgué y le dije: “Mi vida, si clasificas, te llevo”. Eso sin saber lo que se nos venía. Bueno, con ese mensaje motivacional para mi señora, así le quedó la tarea.


Día 1: 2 km, participación de Maty y demás chicas del equipo. Llegamos, buscamos ubicación, logramos una choza con mesa; ahí nos ubicamos, comemos algo liviano antes de la competencia, buena hidratación, calentamiento con banditas y nado en la playa, bloqueador, vinagre, vaselina, y listas las chicas. Y se fueron. Empezaron fuertes, como lo indicó Talucita, y luego regularon. Pendientes de cada una de las chicas y yo de mi Maty. Ya se me había olvidado lo de Dubái y estaba solo contento de su participación. Culminaron y, sin saber la clasificación o posición hasta que Pipe empezó a decir posiciones, sí se clasificó en cada una de las categorías. Y sí, salió el de Maty, ¡y sorpresa! ¡Toma tu medallita de clasificación! Alegría total por ver los resultados, la disciplina, el esfuerzo, la dedicación y la pasión con que se practica, en este caso, la natación. Así que nos quedamos a esperar la premiación y la entrega de ese reconocimiento, dado que también lo sentí como mío y orgulloso de mi señora. Se me aguan los ojos de alegría y felicidad.


Bueno, tarea cumplida de parte de mi mujer y los demás miembros del equipo de ese día, y quedábamos solo Juanpa y este pecho. Eso sí, con más susto que el berraco, dado que eran mis primeros 5 km de aguas abiertas. Día 2: igualmente llegamos, misma logística, solo que eran 5 km. Las mismas recomendaciones y sugerencias, eso sí, de mi parte descartada estaba una posible clasificación por la distancia y no tenía tiempos de referencia míos como para estimar. Solo se me ocurrió decir 1 hora 40, 20 minutos por km aprox. Eso se me ocurrió y eso fue lo que les dije a los que me preguntaron. Solo me descaché como por 8 minutos, si no estoy mal. Fueron dos vuelticas. La primera bien, creo que estábamos muy cerca Juanpa y yo. El equipo estaba en la mitad, ahí nos vimos y empezó lo fuerte, o creí yo hasta ese momento, que habían sido los 5 km más fuertes que había nadado en competencia. De igual forma, traíamos la experiencia de Chivor de 20 días atrás, donde fueron 7 km, pero sin presión de cortes de tiempo. Y eso sí, descartada, como les decía, una posible clasificación, pero eso sí, dando lo mejor de mí. Bueno, se culminó con buena energía, buenas sensaciones y habiendo aplicado todo lo que se ha aprendido por parte de nuestros profes, y con mucha alegría. Bueno, y a esperar a ver cómo quedamos, en qué posición, y ¡sorpresa! Toma tu clasificación al mundial. Y ahí sí se dañó la cabeza: “¡Dubái será!”. No, eso es mucho dinero y muy encima, pero bueno, contento de pasar al podio y recibir la medallita. Es indescriptible, bueno, para mí, y creo que coincido con los que han logrado esta clasificación: es algo que se siente solo en el momento en que te llaman con tu nombre, las felicitaciones y aplausos, cosa de otro mundo, orgulloso y feliz, agradecido con la vida y con todos y cada uno de ustedes que de una u otra forma han estado y están presentes. Así que también es un logro de todos ustedes.


Bueno, este es el abre bocas del viaje a los Emiratos.



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