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Writer's pictureFelipe Camacho

Oceanman San Andrés 2022

Para el 2022 me quise inscribir en la misma distancia (2K). Pienso que antes de subir a 5K hay que dominar y disfrutar los 2K. Tenía un objetivo diferente al de 2021 donde ya no era sobrevivir sino bajar el tiempo.


Como todo ingeniero y amante de las estadísticas del reloj y TP quisimos pronosticar cuánto debía bajar. Con Lili estimamos 5 minutos porque aun no logro nadar a un pace a 2:00. Ese era el reto del año y para eso entrené 51 semanas más.

Ya no sentía miedo, sentía más confianza que nunca.

Estuve nadando 3-4 veces a la semana. Mugres lesiones me siguen alejando de la calle y llevando hacia la piscina ☹️ pero para algo estaba funcionando. A veces cuando todos salían a correr después de CR decía “me alegra estar lesionado” y me iba a desayunar 😜

Estuve en un par de clases adicionales y me metí a Guatapé que, aunque tenía más distancia, debía ser más suave por el oleaje. Haber disfrutado esa carrera me dio un boost de tranquilidad para lo que se venía un mes después.

Nervios tenía como todos. Si no hay nervios entonces deja de hacerlo porque estas en la zona de confort! Es rico sentir esa sensación.

A San Andrés llegamos con Cata y Andrés y en el afloje de los 1,000m vimos una tortuga divina. Definitivamente San Andrés es espectacular y nadar allí es una recarga de energía!

Después que JuanPa nos metiera por la zona más peligrosa de SAI y un policía camuflado de civil nos sacara, llegamos al Airbnb a descansar y esperar que llegaran todos. Aún me faltaba correr y después de una siesta logré salir a meterle candela a las piernas. Estaba en ese dilema entre “que rico volver a correr” y “que lastima ya no digo que rico estoy lesionado” jajaja… al final todo es para gozárselo!

Me sentía como preparando una carrera de 10K corriendo (por confianza)… todos comiendo pasta, cuidando la alimentación, etc… yo en cambio quería pizza y entre más gorda mejor jaja!! Para ir a nadar 50 minutos qué tanto show… ya no me importaba nada. Quiero nadar y me voy de vacas 😊 con esto cierro el año pensaba!


Se llegó el día y salimos caminando a la carrera, luego de hacer algo de movilidad y la foto del equipo nos fuimos a la salida. Cuando todos salieron corriendo simplemente caminé, miré el mar, me eché la bendición y al igual que hace 1 año dije para mi “papito cuídame”!

Empecé a nadar sin saber exactamente a dónde me dirigía. Vi la primera boya pero no las otras 2 y mucho menos la amarilla… llegué a esa y no supe para dónde coger. Voy detrás de la gente. Me estoy ubicando muy bien y solo seguía las boyas pero lo que no sabía es que todos estábamos perdidos. Hicimos una media luna que fácil nos había metido 100-200 metros extra. Después de un rato vi la boya amarilla a un costado y empecé a ir hacia allá. Buscaba pescados o tortugas y lo único que veía era llantas de carros cubiertas de algas. Ahí estamos pintados los humanos, pensé.

En el siguiente segmento iba derecho y súper confiado estaba haciendo el mejor trayecto. Para rematar al final quise guardar brazo derecho y empecé a respirar por la izquierda. Veía a la gente lejos y pensaba quién será el desubicado. Había aprendido a mirar bien y sabía que tenía la mejor línea. Así era… me salió una línea recta y en menos de lo pensado estaba empezando el último tramo.

Vamos a darle candela. No puedo quedar con brazos ni para chatear. Corriente a favor (cruzada) toca montarse en las olas. Con mi patada que sirve para 3 pesos empecé a apretar, en la ola aceleraba la cadencia y trataba de dirigirme a las carpas de Gatorade y el techo verde del Isleño. Me paró una lancha para ubicarme… señor, es para allá! - Cómo así, no es la carpa de Gatorade? – Sí… - para allá voy le grité y seguí. Hoy pensaba que era mejor seguir las boyas intermedias y no solo el objetivo final. Puede ser muy amplío y perder unos metros. Ya no importa…!

En Guatapé cuando iba rematando me sirvió hacer cuenta regresiva… empecé a contar 10 brazadas… las terminé y estaba lejísimos… otras 10… seguía lejísimos… bah mejor contar hacia adelante! 1…2…3.. 30…. Hppppp cuántas faltan??? Pasé a un par en el remate y luego como de otras 50 brazadas llegué a la playa para cruzar la meta con esa sensación reconfortante de ver el reflejo de 1 año de entrenamiento, de tantas madrugadas, de tantas veces que engañé a la mente un viernes 5pm en la piscina, de pensar que si algo nos proponemos y trabajamos por ello al final lo lograremos.

El vacío sigue, así no quiera es para siempre, el miedo no. Ahora a disfrutarlo y seguir dándole candela… pero luego, por ahora que empiecen las vacaciones!




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